A todos nos cuesta olvidar las cosas negativas del pasado, el ser humano tiene a veces una fijación por rememorar antiguas experiencias de dolor, tristeza, ira… en nuestro desarrollo evolutivo la capacidad de recordar se asoció con la supervivencia, si recordamos que una planta es venenosa no la comemos, y eso en muchos momentos juega en contra del hombre actual. Es cierto que experimentar las cosas es la forma de aprender y sacar conclusiones y enseñanzas, con las vivencias nos vamos formando como personas, somos el resultado de todas ellas juntas, ¿por qué resaltar las malas?¿los malos momentos? ¡Cuando hay muchos buenos o neutros!
Si vamos caminando y miramos continuamente hacia atrás es muy probable que nos tropecemos o nos golpeemos con una farola, otra persona u obstáculo, y al final nos perderíamos, el objetivo del futuro y el avance está hacia delante, mirando de frente.
Podemos “subirnos” encima del montón acumulado de experiencias pasadas y tener una vista mejor pero si arrastramos ese peso nos agotaremos antes de emprender otro camino nuevo, el peso del pasado nos paralizará y repetiremos una y otra vez comportamientos, pensamientos y estrategias que nos inmovilizarán porque ya están fuera de lugar y obsoletas.
Siempre se puede aprender algo de lo que vivimos y si somos capaces de ver eso seremos capaces de avanzar, de no quedarnos en lo de siempre, en las rumiaciones y el rencor que nos desgastan y desvelan, en la repetición obsesiva de pensamientos desgastados e inútiles. Es importante aprender a romper el círculo y soltar el vínculo con el pasado para dejarlo en su lugar, en su tiempo de pasado.
PsicoActive.