¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda cuando nos encontramos mal psicológicamente?
Sabemos como actuar ante cualquier dolor o molestia y resolvemos esos problemas con rapidez y seguridad, vamos al dentista, aunque no sea agradable, sin embargo, nos cuesta mucho darle la importancia debida a encontrarnos mal anímicamente, ¡aunque nos deteriore la salud física a su vez!
Queremos demostrar que podemos con todo y nos avergonzamos, muchas veces, de sentir la necesidad de recurrir a un especialista, retrasando poner los medios necesarios para mejorar, con lo cual el problema lejos de solucionarse se va incrementando y cada vez la solución es más complicada.
Necesitamos una educación en “pedir ayuda” , igual que reparamos las pastillas de freno antes de que el coche deje de frenar y tengamos un accidente.