Nos escondemos detrás de falsas apariencias continuamente, poniéndonos una “careta” artificial, intentando siempre mostrar nuestro mejor perfil, siempre perfectos y felices. Esta actitud es algo difícil de mantener, muy autoexigente y agotador, porque cada día es distinto y es normal tener diferentes estados de ánimo.
¡No siempre se levanta uno con buen pie!