Es el momento de aprender a darnos tiempo, a ir despacio, a no meternos presión ni agobiarnos, ahora más que nunca hay que tachar los “debería”, los “tengo que” y cambiarlos por oportunidades de actuación a elegir dentro de nuestras posibilidades, respetando el ritmo de los demás y su manera de afrontarlo procurando ser un apoyo.