Todos sabemos reconocer el rencor en mayor o menor medida, es una emoción que nos atasca en un círculo vicioso de pensamiento y nos ofusca, pensando en el daño que alguien nos ha hecho con una acción, un comentario… y cada vez que pensamos en ello lo revivimos, nuestro cuerpo se contrae y se realimenta la emoción, sin pasar por ningún análisis racional y objetivo.
¿Nos sirve de algo? Para nada, porque ni siquiera es un desahogo y sólo nos perjudica a nosotros mismos: primero porque nos tensamos en el presente por algo que ocurrió en el pasado, y que ya no podemos cambiar, segundo porque no nos deja pensar con claridad y ver otros puntos de vista y tercero porque rumiamos sobre el tema agotándonos y nos impide pensar en el presente y/o el futuro, en otras cosas y personas diferentes, no dejamos el pasado donde debe estar, en el pasado. Si la persona nos importa hay que afrontar la situación y hablarlo con tranquilidad y sin reproches; y si la persona no merece la pena y ya ha pasado el momento ,es mejor pasar página e ignorarlo. Procurando siempre aprender de cualquier experiencia.
PsicoActive.