– Uno de nuestros principales miedos es el miedo a la pérdida: de nuestros seres queridos, de la estabilidad, a perder lo conocido …es decir a perder lo que nos trasmite seguridad.
– La crisis que estamos viviendo en este momento, nos obliga a vivir el día a día, a olvidarnos de nuestras seguridades, de nuestros planes y a enfrentarnos a un futuro incierto. Nos hemos dado cuenta de lo vulnerables y frágiles que somos. Pero lo que más no asusta es comprobar que el sistema que considerábamos sólido se tambalea y ese miedo es el que nos lleva a la tragedia del Titanic, una historia relativamente reciente, que todos llevamos en el inconsciente.
– El iceberg son los peligros que permanecen ocultos pero que de repente pueden golpearnos, pero lo peor del choque es el caos que produce, ya que al ser tan inesperado no hay plan de actuación previsto, y ,como ocurrió en el Titanic que no había botes salvavidas suficientes, las consecuencias son más graves.
– El impacto provoca que en esta situación el orden social y la jerarquía de valores se resquebraje. La vida organizada en una rutina diaria predecible y estructurada se rompe y por eso nos sentimos desorientados y sin saber muy bien cómo reaccionar.
– Es una nueva realidad en la que no sabemos muy bien cómo movernos. En este momento estamos en la fase de supervivencia, hay que salvar vidas! Pero cuando la emergencia acabe debemos luchar para recuperar poco a poco nuestra confianza y seguridad, para poder vivir sin esa alerta constante que provoca nuestro miedo a que vuelva a ocurrir. En la nueva realidad tendremos que aprender a convivir con la existencia de posibles icebergs, preparándonos psicológicamente, adaptándonos reconociendo nuestra vulnerabilidad y valorando cada día.